octubre 28, 2021

Todos tenemos un clóset del que salir

–S

Recuerdo la primera vez que escuché el concepto de “salir del clóset”, tendría unos 12-13 años y mi primera reacción fue pensar, ¿por qué se tiene que salir? O más bien, ¿por qué tendría que estar algo oculto en primera instancia? 

Recuerdo que desde ese momento odié el término, y como el ser humano inquieto que era comencé a darle vueltas una y otra vez. Con el pasar de los años el cuestionamiento se convirtió en la base de mi relación con el mundo y con ello la filosofía. 

Comencé a querer deconstruir todo lo que veía, sentía, olía y hacía, y este concepto no fue la excepción. Al llegar la adolescencia como todo cuestionador me atreví también a cuestionar mi sexualidad y acercarme un poco más a este concepto de destapar lo oculto.

Recuerdo mi primera experiencia con alguien de mi mismo sexo y el por fin entender por qué se le llamaba salir del closet: el closet no era más que un lugar propio construido con todo aquello que la sociedad me había dicho que no debía de ser en una relación, todo aquello que retaba el status quo de lo que la mayoría, por cuestiones culturales, políticas, religiosas y quizás otras razones habían decidido que debían de regir nuestras relaciones… y que horrible se sintió de pronto enfrentarme a todo eso. 

Sin duda para esto existía el clóset, para sentirme seguro dentro de todo lo que no debía de ser visto por la sociedad, pero al mismo tiempo que me hacía sentir seguro me sentía solo, culpable, raro e inadecuado.

Con el paso de los años me di cuenta de que me sentía más heterosexual que bisexual, o cualquier otro de los tantos nombres que usamos hoy para etiquetarnos. De pronto esto me produjo una extraña paz, ya no tendría que estar dentro del closet, nuevamente lo que era ya podía vivir fuera de este oscuro y solitario lugar.

Sin embargo, poco tiempo pasó hasta que nuevamente este sentimiento de culpa, de que lo que hacía no cumplía con lo que una sociedad arcaica esperaba de mí se presentó de nuevo y una abrumadora verdad me golpeó: seguía dentro del closet y quizás tú también lector, así como seguramente gran parte de la población y con esto muchas cosas cobraron sentido.

De pronto comprendí por qué los divorcios tuvieron un aumento abrumador del 300% en los últimos 10 años, por qué casi todas las parejas adultas que conozco están separadas, por qué tantos divorcios jóvenes, por qué tanta infidelidad y en fin el por qué tantas relaciones no funcionales.

Todos vivimos en un clóset, seguros, política y socialmente correctos pero solos, incompletos, frustrados y aislados.

Todos tenemos un closet del que salir

Nos enseñaron que los hombres se casan con las mujeres, que el hombre protege a la mujer y provee mientras que la mujer lo cuida y lo atiende, se nos enseñó que la vida en pareja sólo se vive con alguien de otro sexo, se nos enseñó que las parejas son para siempre, que las parejas hacen todo juntas; que una pareja se conoce, se compromete, se casa  y tiene hijos; se nos enseñó que las relaciones son de dos, que una pareja tiene que dormir en la misma cama, en el mismo cuarto.

Que ser pareja significaba pasar cada momento juntos, que mi pareja no era sólo mi pareja si no era mi mejor amigo, mi confidente, mi hermano…mi todo. Se nos enseñó a compartir todos nuestros sueños y aspiraciones, que nuestra pareja lo era todo y llenaba cada aspecto de nuestra vida, se nos enseñó que éramos medias naranjas en espera de encontrar otras mitades condenadas a cumplir todas las expectativas que una sociedad nos metió muy a fuerza a la cabeza.

Por eso todos vivimos en un clóset, por eso nos sentimos frustrados e insatisfechos con nuestras relaciones, ¿cómo sabemos que la relación que quiero construir es mía o es lo que se me enseñó que debía ser? ¿Cómo sé lo que quiero en una pareja si no estoy dispuesto a abrir ese closet?

Así que si hoy estas leyendo esto, permítete abrir ese closet, permítete cuestionarte qué es lo que quieres en una relación, quizá te gusta tu espacio y te gustarían relaciones menos apegadas, o te gustan la monogamia o la poligamia quizá te gustaría vivir con tu pareja antes de casarte o llegar virgen al matrimonio. Lo que sea que decidas está bien, pero que lo decidas tú.

Atrévete a romper con todo aquello que se te enseñó que funcionaba en las relaciones, que es justo eso lo que las rompe. Para crear tu relación como tú y tu pareja lo decidan, tengan el valor de hablar de esto para que en su relación no exista un clóset, para que los tabúes se rompan. Te aseguro que en ese momento dejaremos de ser medias naranjas esperando a ser llenadas. 

El día en que todos abramos el clóset comenzaremos a tener relaciones sanas, maduras y honestas. El día en que nos atrevamos a deconstruir todo aquello que se nos enseñó para construir lo que queremos ese día, encontraremos a nuestra pareja, no esa que nos vendieron si no esa que quiero, menos perfecta, pero más real, de eso estoy seguro.

S.

Pd. les dejo un episodio de nuestro podcast Introspectalks en el que platicamos un poco más sobre relaciones que funcionan, más allá de la monogamia y la poligamia, con Cristina Guerra.

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