Imagina que trabajas en un gran corporativo. El día de hoy es tu cumpleaños y tus colegas han decidido llevarte un pastel, ¿ya? Imagina que empiezas partiéndolo justo por la mitad.
Como ejercicio mental, en una de las mitades de este pastel deposita todas tus creencias, recuerdos de la infancia, miedos, amores y a esa mitad le llamaremos tu “yo profundo”. En la otra mitad estará todo aquello que muestras al mundo, es decir, la parte de estos amores y miedos que sí compartes con las personas: esa mitad será tu ego. Ahora, mira hacia el basurero y desecha la primera mitad de ese pastel que cuenta por el “yo profundo”.
La segunda mitad del pastel que conservaste, que es tu ego, la dividiremos en dos. La primera mitad es tu lado yin (femenino) que juega por toda la parte contenciosa, cautelar y creativa. La segunda es tu lado yang (masculino) que juega por la obtención de resultados, la demostración del esfuerzo, la ambición y las metas. Desecha una vez más la primera mitad femenina.
Esa cuarta parte del pastel que ahora te queda la dividiremos en 4 partes más. La primera de ellas tu lado intuitivo, la segunda tu lado emocional, la tercera tu lado espiritual y la última tu lado racional, ¿listo? Desecha las primeras tres partes y deja solamente en pedazo correspondiente a tu lado racional.
Ahora, sirve de esta rebanada a todos tus colegas y, mientras disfrutas la fiesta, intenta ignorar el hecho de que el resto del pastel, es decir, los otros 15/16 del pastel que tiraste, están en la basura, ¿cómo se siente?
Una analogía parecida utiliza Frederic Laloux (2014) en su libro Reinventing Organizations para describir al sistema en que se juega en más del 90% de las empresas del mundo. Argumenta que nuestra conciencia colectiva ha creado diferentes formas para organizarse al rededor del tiempo y que el factor miedo ha estado presente en diferentes formas a lo largo de nuestra historia. Pero que, algunos factores de miedo que impulsan la supervivencia como la prevalencia del más fuerte o la predominancia de la razón lógica, ya no tienen el mismo sentido en la actualidad.
Si la primera analogía no te hizo mucho sentido, imagina simplemente que el día de mañana despiertas con ánimos bajos y que necesitas cuidar de ti, hacer un par de labores de casa, escribir y leer un poco. Que llamas a tu jefe para sincerarte y avisar que no asistirás al trabajo por esta razón e imagina si ese sería un argumento válido para ausentarte en la organización en la que trabajas. Laloux apuesta a que muy probablemente no.
La razón por la que no es así, es porque hemos generado un sistema que nos permite (siguiendo el argumento de la analogía) llevar únicamente 1/16 parte de nosotros mismos al trabajo. Si las oficinas de hoy se ven tan pálidas, si generan tanto estrés, si causan tanto desánimo cada lunes, es porque les falta vida, ¿y cómo estarían estos lugares llenos de vida si sólo llevamos 1/16 parte de nuestras vidas?
Hace tiempo que comenzamos a explorar desde nuestra consultora en Introspecta una forma de llevar más vida a los trabajos. Mientras existen muchos servicio en el mercado orientados a generar habilidades de resolución de conflictos, comunicación asertiva, consecución de objetivos; todas muy necesarias para ese 1/16 que llevamos hoy en día al trabajo, nosotros hemos enfocado nuestros esfuerzos para desempolvar el resto de los 15/16 que están ahí escondidos.
Creemos que es un principio evolutivo que debe de responder a la consciencia colectiva de hoy y que cada vez su necesidad es mucho más latente. Generar lugares de trabajo en donde nuestras emociones, nuestra intuición y, por qué no, nuestras creencias espirituales puedan formar parte de la manera en la que nos relacionamos y tomamos decisiones. Organizaciones en que la parte sensible, contenciosa, y cautelar también sean parte de la evaluación del desempeño, lugares en que los miedos sean reconocidos y la compasión sea parte del día a día en el trabajo.
He de confesar que aún no tenemos la pócima mágica que transforma organizaciones y que estamos trabajando arduamente en un campo muy poco explorado de la psicología organizacional. Lo que sí puedo revelar es que estamos moviéndole duro al caldero para re-imaginar y re-diseñar a las organizaciones y, que quien apuesta por mover un paso con nosotros, ya nunca más se queda parado.
¡Creemos esas organizaciones que tanto hacen falta a nuestra consciencia colectiva!
Caminamos pronto,