El juego ya no es más convertirse en «alguien» sino convertirse en «nadie». Estamos tan ocupados siendo «alguien» que olvidamos que las personas somos mucho más.
Caminamos para abandonar nuestra mente por un momento y permitirnos viajar al presente. Conectar con nuestras emociones y nuestro ser. Caminamos para sentir nuestra autenticidad, reencontrarnos y rediseñarnos con cada paso. Caminamos para ser.