Mejorar tus hábitos diarios es la mejor manera de revelarte.
En 2017 se volvieron virales los videos de la tortuga con el popote atorado en la nariz, el caballito de mar cargando un cotonete y un pájaro con una bolsa de plástico en la cabeza. En mi ignorancia, al verlos me dió pánico y me puse triste pero no sabía qué más hacer. Parecía como si esa situación fuera lejana pero al mismo tiempo cercana, es decir, como si pasara en el mundo donde vivo pero no en mi casa como para yo poder hacer algo al respecto. Ahora, en 2021 tengo una página de instagram que se llama 100 Metas Verdes, aunque en un inicio se iba a llamar “No soy hippie” y te contaré por qué.
Si bien esos videos lograron exponer una problemática importante, les faltó una llamada a la acción inmediata. Fue hasta el siguiente año que encontré una infografía en Pinterest que tenía una ilustración de una tortuga y mostraba 10 maneras o hábitos para “ayudar al planeta” que conectaron conmigo de inmediato.
Entre ellas estaban hábitos como: usar un termo para el agua en vez de comprar botellas de plástico (para mi era normal tomar agua embotellada), usar bolsas de tela para ir al super en vez de usar bolsas de plástico, dejar de comer chicles porque están hechos de plástico, entre otras. Cuando las vi dije: ¡wow, eso lo puedo hacer yo! Ahí me cayó el 20 de que la única manera de asegurarme de que no hubiera popotes que se atoraran en tortugas, como en el video, por mi culpa era dejando de usarlos.
Entonces, como persona ignorante que regalaba sus domingos a personas en situación de calle y quería irse a hacer voluntariados en África “porque eso iba a ayudar al mundo” me clavé en el tema de “ayudar al planeta” desde mi trinchera y seguí buscando en mi super fuente confiable del momento, o sea Pinterest, más acciones que apunté en un cuaderno a manera de lista para ir palomeando cada una que cumpliera de manera constante.
Me di cuenta que eran acciones muy sencillas que no requerían dinero, podía empezar a hacer de inmediato y además no afectaban de manera radical mi estilo de vida porque eran cambios sencillos en hábitos diarios.
Desde entonces han sido 3 años de investigar, experimentar y compartir. Cuando no sabía dónde encontrar más información sobre la vida “eco-amigable” una amiga me prestó un libro que se llama Plastic Free de Beth Terry. Ese, junto con Cradle to Cradle de William McDonough y 10 Pasos para alinear la cabeza y el corazón salvar al mundo de Mariana Matija, han sido mis 3 favoritos sobre el tema.
He encontrado a más activistas y expertos en el tema en redes sociales compartiendo un montón de información útil y sobre todo he conocido personas increíbles con las mismas ganas de cambiar para bien. Juntos, hemos logrado crear comunidades de miles de personas que poco a poco implementan mejores hábitos como bañarse en 5 minutos, optar por la cosmética sólida, tener un día (o más) sin carne, cambiar los desechables por reutilizables y lo mejor es que hemos visto como surgen cada vez más emprendimientos a partir de esto siendo parte de la solución.
También, hemos visto cómo marcas globales cambian poco a poco sus productos para no quedarse fuera, lo cual es prueba de que nosotros como individuos formamos una sociedad cada vez más fuerte que dicta lo que quiere de las empresas y no viceversa.
Se puede ir en contra del sistema de forma pasiva y consistente tan sólo porque vivimos en un país capitalista donde nuestro dinero, sin importar la cantidad, es igual a poder de decisión. Entonces, si yo lo gasto en emprendimientos locales y responsables de comercio justo en vez de grandes corporativos faltantes de buenas prácticas, le estoy quitando poder a uno y dándoselo al que quiero que exista.
Así de sencillo es empezar a tomar mejores decisiones, cambiando mis hábitos. Desde escoger qué café quiero ir a comprar por las mañanas o a dónde voy a comprar ropa, preguntándote: ¿qué quiero que exista?, ¿a quién quiero apoyar?, ¿qué tiene que pasar para que esto esté en mis manos?
Cada vez me entero de más verdades ocultas horribles como la explotación infantil por maquilas de las principales tiendas de ropa o que el ácido hialurónico viene de crestas de gallos y ojos de vacas. En mi cabeza ya no cabe la idea de seguir comprando.
La mayoría de los popularmente considerados “lujos” materiales conllevan algo turbio detrás y tenemos que valorar si de verdad son lujos o si lujo es encontrar algo libre de crueldad y contaminación, limpio y que viene de tu mismo país. Al final, todos estos cambios en mis hábitos no son para ayudar al planeta. Son para preservarlo y que podamos seguir disfrutando vivir en él de la manera en la que lo hacemos: con agua, con aire, con espacios limpios y con libertad.
Una respuesta
Hacer consciencia de tu entorno y decidir tomar acción es lo que provoca el cambio, la práctica te lleva a sentir que estás siendo responsable de tus acciones y que la ayuda al planeta está en cada uno de nosotros !
Felicidades a ti, por provocar el cambio y a todos los que llegue tu mensaje por aterrizar y llevar acabo esas iniciativas de cambio para bien de todos.
Mucho éxito en todo lo que emprendas y a seguir innovando. Saludos !!
Saludos !!