Si me preguntan que es lo que más quiero en el mundo, sin duda es a mi México, ahora bien que si me preguntan que es lo que más me gusta de Mexico, ahí si la respuesta se complica.
Por un lado podría decir que su variedad de paisajes llenos de historia y energía, sus playas llenas de vida, o sus pueblos verdaderamente mágicos, sus montañas que se nos vienen encima, o sus lagunas de 7 colores.
Aunque no puedo dejar atrás la comida, porque nada se compara a nuestros platillos, donde se crea una mezcla de sabor y tradición. Será suficiente pensar en unos buenos chiles en nogada para saber de lo que estoy hablando.
Esas costumbres y tradiciones con las que se viste el país entero cuando llega el momento, cada septiembre pintado tricolor, y noviembre adornado con velas y cempasúchil, esa relación sobrenatural con la muerte que tenemos todos los mexicanos ¿Por qué llorarla cuando podemos celebrarla? Esa capacidad de poder festejar la vida aún hablando de la muerte.
Su gente incomparable, llena de energía y de sonrisas, todas esas personas trabajadoras que a diario se esfuerzan por superarse, y tienen la certeza de que vendrán mejores temporadas, que nos muestran que cualquier trabajo es digno, y que con una sonrisa, el día es mejor.
México me ha enseñado que caminar con paso firme es la base para seguir avanzando, y que aunque el futuro sea incierto, él no se moverá de aquí, siempre respaldándome en cada decisión que tome.
Se que por más lejos que este, parte de mi corazón se queda aquí con mi país, de la misma manera que una parte de México se viene conmigo a donde sea que vaya.
Me enorgullece saber que somos un país querido por el mundo, quizá no por todos, pero por la gran mayoría, tal vez sera gracias a nuestra alegría, colores o sencillez para tomar las cosas. Me emociona saber que en México también pasan cosas buenas, y me emociona más, poder decir que soy mexicana.
México lindo y querido, si muero lejos de ti, el que dijo había mentido, porque tu vives en mí.
*Una entrada del blog: H de Huarache