Todo comenzó como un sueño que se convirtió en una necesidad. Fue empezar a cuesitonarlo todo y abrir los ojos a una perspectiva diferente de la realidad: si ésta es la única forma en que podemos organizarnos, si generar capital era el único fin del ser humano en el planeta y la única responsabilidad de las empresas. Pero, sobre todo, por senitr disconfort de entender que entre tanta empresa, tanta innovación, no estemos generando mejores resultados para todos.
El sistema organizacional que creamos no ha logrado encontrar armonía con nuestro planeta, ni conectar con el propósito del ser humano del todo.
Se ha fallado en entender el impacto que una humanidad entera puede generar con su forma de recibir ingresos. Comprendí que mientras realizaba las pregunta encontraba mi propósito. Nunca creí que cuestionar tanto se convertiría en el plan maestro para la futura construcción un largo camino de esperanza.
Hablar de negocios involucra muy pocas veces hablar de conceptos como el amor, el impacto, la ayuda, la colaboración, el cuidado y la sustentabilidad. Hablar de empresas normalmente involucra hablar de resultados financieros, objetivos, KPIs, competencia y rentabilidad. Vivimos y trabajamos con analogías tristes que por siglos han marcado la pauta acerca de lo que se espera de una profesionista, un emprendedor y una empresa. Hablamos de los negocios como una competencia feroz en la que sólo sobrevive el más fuerte. Lanzamos campañas, realizamos estrategias y tenemos programas llamados SharkTank donde sólo el más inteligente y fuerte logra sobrevivir el ataque.
¿Qué pasaría si cambiamos la narrativa?, ¿si combináramos lo mejor de ambas perspectivas?, ¿qué pasaría si incorporamos la consciencia en nuestro sistema? Incorporar la consciencia es para mí tener la capacidad de darnos cuenta que hay más.
Que es posible hacer negocios poniendo las necesidades de los demás al mismo nivel que la propias. Fue así cuando mi camino se cruzó con el camino de otros locos que no sólo cuestionaron, si no que propusieron y crearon un modelo de negocio desde la consciencia. Me encontré con Ernesto, Juan Pablo, Ricardo, y Sebastián, y con ello, me encontré con Introspecta.
Encontré a una empresa que nace desde un propósito que va más allá de generar ingresos. Que nace por la necesidad de conectar con nosotros mismos y con nuestro origen. Mi camino se cruzó con una institución que en lugar de competir decide colaborar, encontré un lugar donde se habla de amar, cuidar y ser mientras se habla también de resultados, KPIs y estados financieros.
Encontré una empresa que pone a su equipo primero siempre y busca sanar el tejido social un colaborador a la vez. Pero sobre todo, encontré una institución que impacta desde su modelo operativo. Cada paso que generan sus clientes se traduce en empoderamiento a productores locales, cuidado del medio ambiente, empleo y turismo sustentable. Un modelo de negocio sumamente exitoso que demuestra como la consciencia y el capitalismo no son polos opuestos de la moneda sino amigos complementarios que juntos presentan una alternativa viable para la construcción de un mundo mejor.
Mi camino no es en solitario, al contrario, es un camino de esperanza que necesita de todos para su construcción. Porque ante un mar de oportunidades y un mundo por transformar, solo queda caminar de la mano.